Hasta que me fui al chancho y bajé la dosis. “En Chile el problema es que no hay comunidades residenciales de drogas para niños que no sean infractores de ley. Así llegó a Ágora Santiago Centro, el programa de Tierra de Esperanza para infractores de ley, al que asiste desde diciembre. Parece que me atropellaron también, porque al día siguiente tenía un dolor y unos moretones en la espalda”, cuenta.